queen en puebla

Revive la histórica presentación de Queen en Puebla con Candlelight Festival

Durante su recorrido por Puebla, la agrupación británica tuvo un encuentro desagradable que, aunque no resultó en tragedia, no dejó contentos a los espectadores.

Mochilazo en el tiempo

El caos en el concierto de una legendaria banda de rock

Todo parecía ir sobre ruedas durante el concierto de una banda de rock famosa a nivel mundial en el estadio Ignacio Zaragoza. Sin embargo, algo hizo que las cosas se salieran de control y el caos se apoderara de todo el lugar, dejando un recuerdo imborrable en la mente de uno de los asistentes más jóvenes, con tan solo 14 años en aquel entonces.

El protagonista de esta crónica es Horacio Rivera, quien vivió en primera persona lo que sucedió aquel día.

A pesar de la expectación y emoción que se respiraba en el ambiente, nadie esperaba que el concierto tomara un rumbo tan inesperado. Todo inició con una multitud descontrolada que se agolpaba en la entrada del estadio, ansiosos por encontrar el mejor lugar para ver a su banda favorita.

Pero el verdadero caos estalló cuando la banda salió al escenario y la música empezó a sonar. Las luces, el sonido y la energía de la banda fueron el detonante perfecto para que la gente se descontrolara aún más. Empujones, gritos, euforia desmedida y hasta algunos intentos de invadir el escenario, fueron solo algunas de las escenas que pudieron verse en medio del concierto.

Horacio, como muchos otros asistentes, no podía creer lo que estaba sucediendo, pero a su vez estaba fascinado por el espectáculo.

A pesar de los intentos de seguridad por calmar la situación, el caos continuó imperando en el estadio mientras la banda seguía tocando canciones que solo aumentaban la locura colectiva. Incluso hubo momentos en los que el sonido de la música se perdía entre los gritos y cánticos de la multitud, que parecía estar poseída por la pasión del rock.

Finalmente, el concierto llegó a su fin y Horacio quedó exhausto pero emocionado por haber vivido algo tan intenso y caótico en un solo día. Sin duda, un recuerdo que atesorará por siempre.

Opiniones de usuarios

La Casa del Conde Ovando en Puebla es una verdadera joya arquitectónica del siglo XVII, que no puedes dejar de visitar. Con una imponente fachada de cantera rosa y elegantes detalles barrocos, esta casa evoca la grandeza de la época colonial. Su amplio patio es un lugar mágico que transporta a sus visitantes en el tiempo y les hace sentir como si estuvieran viviendo en aquellos años pasados.

Cada rincón de esta casa es una obra de arte que te dejará maravillado. Desde sus majestuosas columnas hasta sus intricados diseños en los techos, todo en la Casa del Conde Ovando es una muestra de la maestría de los arquitectos y artistas de antaño.

Una visita a este lugar te permitirá sumergirte en la historia de México y admirar el verdadero valor de su riqueza cultural y arquitectónica. Además, aprenderás sobre la importancia y el papel que jugó la Casa del Conde Ovando durante la época colonial en Puebla.

Cabe destacar que esta maravillosa construcción ha sido cuidadosamente restaurada para preservar su esplendor original y poder ser disfrutada por las generaciones presentes y futuras. Sin duda, es un destino imprescindible para aquellos que buscan conocer más sobre la historia y el patrimonio de México.

No te pierdas la oportunidad de visitar la Casa del Conde Ovando en Puebla y dejarte cautivar por su belleza y encanto único. Te aseguramos que será una experiencia que recordarás por siempre. ¡No esperes más y ven a descubrir este tesoro histórico y cultural en pleno siglo XXI!

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Un día de octubre de 1981, en la lejanía se podía ver al volcán Popocatépetl recortándose contra un cielo enrojecido. Abajo, en el Estadio Ignacio Zaragoza de Puebla, reinaba la locura. Una multitud, de la que yo formaba parte, se aglomeraba frente a la puerta principal del estadio.

El ambiente estaba lleno de diversidad. Había mucha banda maciza, además de punks, darkis, hippies y gays con el pelo corto y el bigotito ralo, pareciendo copias piratas de Freddie Mercury. La mayoría tenía su caguama en mano, mientras que otros se paseaban con su bolsita de Resistol 5000. El olor a marihuana impregnaba el aire.

De repente, comenzamos a escuchar "We will Rock You" desde el interior del estadio. Todos lanzamos una exclamación de emoción. Yo me encontraba atrapado entre un gordo con melena grasosa y un darki con gabardina negra. ¿Y mi amigo Genarito? Quién sabe dónde estaba.

Roberto Muñoz

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